Edificio La Bolsa / Palacio John

Este edifico es una incógnita en muchas de las referencias de su pasado. Conocido como Edificio La Bolsa o como Palacio John depende de quién te cuente la historia tendrán sus nombres, un origen u otro distinto.

El edificio rehabilitado, propiedad del ayuntamiento de Bilbao está ubicado en el Casco Viejo de la Villa. Curiosamente, se sabe y se ha escrito poco sobre este edifico y es grande la falta de documentos que atestigüen su historia, pero lo que sí parece más factible es que hoy se alza en el mismo solar sobre el que se erigió en su día la Casa Torre de Salazar.

El Palacio Jhon, aunque nunca fue un palacio en sentido estricto, se asomaba al lugar que fue Bolsa de Contratación de mercaderes, por su proximidad al muelle que formaba el entrante de la ría (incluso se dice que existía un canal que lo comunicaba directamente con la ría) y de ahí, que el nombre del lugar, la Bolsa, acabase siendo adoptado por el propio edificio. Con ese nombre ha sido conocido popularmente hasta nuestros días. Así lo contempló también el negocio de ferretería (de loza y quincallería) que ocupó el edificio.

En este punto vamos a explayarnos un poco en el origen de la ferretería. Parece ser que fue una familia de origen austríaco, con Juan José Yershick al frente, quien arrendó a la familia Bilbao, propietaria del local, el negocio de la ferretería instalándose en la villa a finales del siglo XVIII.

En 1818, y con 11 años de edad, llegó a Bilbao Leandro Yohn quien comenzó a trabajar en la ferretería y con el tiempo se hizo con la titularidad del negocio. En 1892 consta un cambio en la titularidad a cargo de los herederos de Leandro que la llamaron «Hijos de Leandro John y Cía, Ferretería y Quincalla» nombre que duró hasta 1946 que pasó a denominarse «Yohn S.A.» hasta 1983 en la que las inundaciones arrasaron con el negocio. Pasó a propiedad municipal en 1987.

Es curioso como se usa tanto la J como la Y en el nombre John

Otro chascarrillo en referencia a la ferretería es la corriente que opina que la denominación de «La Bolsa» no viene por ser el lugar donde estaba la Bolsa de Contratación de mercaderes, sino porque este comercio fue el primero que usó bolsas para para que los clientes pudieran llevar las cosas y así poder vender más cantidad

Por su carácter monumental e histórico, el Palacio Jhon o Edificio de la Bolsa está considerado una construcción especial en cuanto a protección e interés, y está catalogado como monumento histórico artístico. El libro editado por el Gobierno Vasco sobre Monumentos de Euskadi lo recoge en sus páginas. Otro libro, Monumentos de Bizkaia, publicado por la Diputación Foral de Bizkaia, contiene un artículo detallado de José María Esparta referido al emplazamiento y al entorno del edificio que se asienta en la confluencia de las calles Torre, Perro y Pelota y cuya perspectiva principal se asoma a la calle Santa María mientras que una segunda lo hace hacia la calle Barrencalle Barrena.

Contemplando el edificio, parece que los ojos de buey verticales han sido los testigos mudos del paso de la vida por las calles que rodean el palacio. Bajo el dosel del balcón principal, una cartela recuerda los cuarenta días de indulgencia que concedió el Obispo de Calahorra, D. José Espejo y Cisneros cuando se hospedó en el palacio, a quienes rezaran la salve ante la imagen de la virgen, que ocupa un lugar privilegiado en la fachada. Sin embargo, no ha sido siempre la misma advocación la que ha despertado la fe de los más devotos. Según Luis Herce y Pérez Caballero en su obra Historia de las calles de Bilbao, la imagen que da nombre a la calle Santa María fue arrojada a la ría durante la huelga de 1917. Fue sustituida por otra virgen, obra del escultor bizkaíno Higinio de Larrea

Un único escudo, cuartelado y en cruz, custodia una de las fachadas que recoge el tipo de cueros retorcidos que son característicos del siglo XVII y que según Ybarra y Bergé, perteneció a las familias Avendaño, Gamboa, Bilbao la Vieja, Olaso y Basurto.

La sillería en los muros del palacio remite a una novedad en la arquitectura residual vasca de la época. Y, a pesar de sus tres plantas de notable altura, la huella de las inundaciones del 83 es visible en el edificio.

El proyecto de remodelación del palacio, proyecto de los arquitectos Pedro María Basañez Billelabeitia y Alberto Sanz Fernández de Retana, ha permitido adecuar su uso como centro cívico, el Centro Municipal Ibaiondo.

La nueva distribución ubica en la planta primera una sala de espera e información, el salón del Consejo del Distrito y las oficinas administrativas, con zona de archivos y sala de reuniones, entre otros espacios. La planta segunda está destinada a centro cívico, con áreas destinadas a la tercera edad, juventud y a diversas asociaciones, entre otras dependencias. La planta bajo cubierta tiene una gran sala, de uso polivalente, además de espacios para talleres de radio, fotografía o artes plásticas, entre otros.

La remodelación del palacio ha respetado escrupulosamente la configuración original del edificio y ha mantenido la relación escalera-patio como eje vertical de comunicación, con un lucernario acristalado que cubre el patio interior. La fachada principal del edificio mantiene el reloj mural, un símbolo característico de los edificios públicos.

El Palacio de John, también conocido como La Bolsa, es un edificio urbano adosado, orientado a tres calles del Casco Viejo bilbaíno. Tras varios años sin uso y después de las pertinentes reformas, se ha reciclado como centro cultural.

El origen del palacio y sus denominaciones son motivo de controversia. Dejando al margen las distintas teorías, son las propias formas del edificio las que nos orientan y éstas expresan que La Bolsa es un considerable palacio urbano de estilo barroco, en el que se aprecian dos lenguajes distintos, el severo de las plantas altas, y el ornamentado, propio del barroco castizo, de la portada y la hornacina. La portada adintelada recercada de baquetón mixtilíneo -restaurado- es inédita en la arquitectura civil de Bizkaia y una propuesta que suele clasificarse en la segunda y tercera décadas del siglo XVIII, sin más precisiones pues el edificio está aún en busca de autor.

El exterior del Palacio John resalta por su nobleza, aún más evidente tras haber sido restaurado. La fachada de la calle de la Pelota, orientada hacia la de Santa María, es la más importante de las tres. Quien la proyectó tuvo muy en cuenta el trazado urbano del lugar y quiso orientar convenientemente la portada, lateralizándola mucho. Además enriqueció todo el eje, enfatizándolo con una hornacina y un ojo de buey encima. Ese es un aspecto que hay que valorar porque mover el eje de acceso supuso un condicionamiento para la distribución interna de la planta baja.

El acceso del que hablamos es el principal, adintelado y recercado de unas molduras aboceladas mixtilíneas como se hacía en la arquitectura culta del momento. Esta relativa riqueza y la de la hornacina para una imagen de Begoña -un nicho con arco enmarcado de pilastras con guarniciones de ristras de frutos sobre una placa recortada profusamente decorada con elementos vegetales y niños, todo de mucho relieve- contrasta con la sobriedad de los balcones. En cada planta superior -tras la restauración se añadió otra más- hay tres balcones adintelados con antepechos de forja de hierro de característicos nudos aperados sobre mensulones rectos de piedra.

El otro acceso, hacia la calle de la Torre, frente a BarrencalleBarrena, es mucho más sobrio, también adintelado y muy amplio, casi un portón entre pilastras con balcón encima. Se enmarca en una fachada mucho menos noble; sin embargo es en ella, que comunica en línea recta con la ría, donde aparece muy lateralizado el escudo, modesto, con cuatro cuarteles para las armas de cuatro familias vizcaínas de rancio abolengo.

El interior del edificio es noble por su asentamiento (encrucijada), tamaño (monumental, en tres pisos), materiales constructivos (sillería) y complementos (molduras, herrajes). Pero sobre todo es peculiar por su ordenación de espacios pues dispone de un patio interior, aspecto poco frecuente en la arquitectura residencial urbana vizcaína, donde se prefiere casi siempre la fórmula aglomerada.

El patio es además triangular, precipitado de su extraña planta trapecial en proa que distribuye sus crujías en torno a este espacio. Los pisos están reformados para servir a los nuevos usos, pero no a la comunicación entre las plantas, que se hace a través de una escalera de piedra que comienza en una alta y extensa grada pétrea de cuarto de círculo, elemento llamativo.

En los rellanos de cada planta unos miradores abalconados redondos, casi unos púlpitos, se asoman al zaguán, lo mismo que las habitaciones.

Recapitulando, el edificio de La Bolsa merece una valoración alta por ser elemento residencial importante, por su peculiaridad tipológica no aglomerada y por la forma inédita de su acceso. (Texto: José Ángel Barrio Loza en patrimonio Histórico de Bizkaia)

Dentro del conjunto monumental del Casco Viejo de Bilbao destaca, por su singularidad, el Centro Municipal La Bolsa, hoy centro administrativo y cultural del Distrito y antaño palacio de los Marqueses de Vargas y Condes de San Cristóbal y, con posterioridad, Palacio John.

El edificio fue construido en el siglo XVIII, su fecha concreta se desconoce, pero se apunta que fue en el año 1727.

Se sostiene, por diferentes autores, que el edificio de La Bolsa está emplazado en el solar que ocupó una casa torre gótica. Realmente, la ubicación del Palacio responde a una delimitación singular coincidente con la zona en la que existía el portón de Santa María y -como ocurría en situaciones similares- con toda probabilidad, la torre de referencia. Esta torre se atribuye a Juan Pérez de Ibieta, si bien algún autor la vincula a otras familias.

Por otra parte, y a diferencia de otros palacios situados en el Casco Viejo, La Bolsa presenta, en este caso, dos aspectos bien definidos en su carácter urbano: su construcción sobre la preexistencia de otro edificio emblemático, al que podría dar continuidad como residencia de una de la viejas familias de la Villa y, por su propia ubicación y traza, el de un edificio singular y relativamente exento respecto del que recaen las cualidades propias de un hito ciudadano.

Antes de pertenecer al Ayuntamiento de Bilbao, para convertirse en el Centro Municipal de la zona, fue el domicilio y comercio de la familia John. Este comercio, de ferretería, con la denominación de “La Bolsa” ha dado nombre popular al palacio. Después de su adquisición por la Corporación Municipal, a finales de los ochenta (la actividad comercial se vio truncada en 1983 por las tristemente célebres inundaciones del mes de Agosto de este año) y tras un certamen de arquitectura, fue transformado en Centro Municipal en una interesante labor llevada a cabo por los arquitectos Pedro Mª Basañez y Alberto Sanz, ganadores del concurso.

El emplazamiento del edificio en el remate complejo de una de las manzanas formadas en la desaparición de las murallas de la Villa, determina la morfología de este palacio con tres fachadas fundamentales: a la calle Pelota, a la calle Lotería y a la calle Torre. Estas determinaciones, junto a la disposición de la medianería con la edificación colindante, hacen que nos hallemos ante una construcción entre triangular y trapezoidal.

En él se conserva un trozo de las defensas de la vieja Villa que quedó incluido en el perímetro del Palacio y hoy es visible y visitable en el interior del Centro Municipal.

De todos modos el Palacio denominado John en los tiempos recientes o la Bolsa o, popularmente, “los alemanes” ha mantenido, hasta los años ochenta, su estructura y disposición urbana y tipológica inicial y, desde entonces, con diferentes transformaciones que no desvirtúan ni su imagen ni su disposición interna, se ha convertido en el centro municipal del barrio que abarca la delimitación de la vieja Villa.

Construido en el siglo XVIII, pudo, en parte, tomar referencias tipológicas y elementos constructivos de la vieja torre y aún de la zona de murallas que, con la misma, formaban el recinto protector de Bilbao en la zona. Constructivamente se configura, el Palacio, en base a unas crujías perimetrales apoyadas en gruesos muros y que giran alrededor del interesantísimo patio triangular que centra, en su entorno, la organización de las distintas dependencias domésticas. Realizado, el conjunto, en piedra arenisca de la zona, aparejada en una cuidada sillería, responde, en su estilo, a una interpretación barroca, marcada por una contenida y austera versión de su arquitectura. (Izan Bilbao)

Imagen cenital de Google

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