Chocolate Chobil

El chocolate en Bilbao es asunto serio. En archivos judiciales queda una curiosa causa en la que un tal José Izco, vecino del Botxo, algo vago y maleante, de profesión torero, subrayo, torero, es procesado por malos rollos con una chocolatera llamada Clara Zabala. Corría el año de 1729. De entonces hasta hoy, la lista es larga. Nombres envueltos en brumas de cacao y olvido: los Lopetegui, los Arana, los Orbe, los Larrea, los Iturbe y, hasta una medio paisana mía, Asunción Zulueta y Picaza, nacida en Orozco y casada con el patriarca de los Iturbe.

Para endulzarlo, a partir del siglo XVIII, se le añadía azúcar al brebaje. Luego entraron en el baile la canela y la vainilla. A las recién paridas se les servía con flor de azahar, los curas lo preferían con almendras, las monjas con compañía, algunos con frutas y las beatas con vino dulce. Pudiera ser. En todo caso se dice que en el País Vasco gustaba espeso frente a los melindres, siempre amanerados, de los franchutes.

En Artecalle a finales del XIX, 1881,  había seis chocolaterías. De aquellos días aún triunfa, lo hace desde 1830, Martina Zuricalday, un referente en Bilbao. En Oñate mandaba José Zahor. Un poco más allá, el irundarra Gabriel Elgorriaga; sus coches recorrían Bilbao en los años anteriores a la guerra para gloria de niños y golosos. Los Arrese, y los Aguirre: José Antonio Aguirre Aguirrezabal venía de cerca de Vergara y a finales del XIX era dueño de “Chocolates La Vizcaína” en Artecalle, 50. Sus hijos Pablo y Teodoro (padre de Jose Antonio, el que fuera primer Lehendakari y que estuvo al frente de Chobil)

En 1920, el 10 de julio, cuatro chocolateros se unieron formando la fábrica de Chocolates Bilbaínos.

Los nombres de los chocolateros eran los siguientes: La Dulzura (siendo su dueños Pedro Menchaca y Policarpo Ibañez), Caracas (Dámaso Ángulo y Pelayo Trabudua), Chocolates Aguirre (Pablo y Teodoro Aguirre) y Martina de Zuricalday.

La empresa estaba situada en el número 4 de la calle Tivoli.

Su producto estrella fue el chocolate CHOBIL cuyo nombre es el acrónimo de la empresa CHOcolates BILbainos. Llegó a ser el segundo chocolate más vendido en España

El papel de Jose Antonio Aguirre, Lehendakari, en esta empresa no fue baladí ya que pese a su implicación en la vida política, el futuro lehendakari nunca dejaría de preocuparse por la marcha del negocio, participando en la redacción de un estatuto laboral muy novedoso y que sirvió de ejemplo a numerosas empresas. Siguiendo la doctrina social de la Iglesia y las directrices de la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII (1891), José Antonio Aguirre escribiría en 1932 parte del ‘Reglamento de las bases de trabajo de la Sociedad Anónima Chocolates Bilbaínos’. Este documento, aprobado en el consejo de administración con acuerdo de los trabajadores, promovió reformas destinadas a mejorar las condiciones de los obreros como la asistencia médica gratuita, seguros por accidentes, enfermedad y jubilación, bajas por maternidad (dos meses con jornal íntegro), permisos de lactancia (dos descansos de media hora al día), vacaciones remuneradas o viviendas sociales. Se implantó el sistema de salario familiar, mediante el que el sueldo aumentaba en una peseta por matrimonio o hijo, a la vez que otras novedades referidas a la patronal, como destinar parte de los beneficios a causas caritativas.

También trabajaron otras ofertas de chocolates llegando a seis para la taza y tres para comer en crudo: Luz, Ch. B. y Fantasía-Vainilla.

Una de las cosas más recordadas de esta marca fue su publicidad

Destacó su publicidad enfocado a los niños por lo que creó unos tebeos con un personaje «El Capitán Chobil«

O colecciones de cromos deportivos

Al comienzo de la Guerra Civil la fábrica fue militarizada por el departamento de abastecimientos del Gobierno vasco con el fin de controlar la distribución de sus productos, priorizando el abastecimiento de chocolate a las tropas republicanas. Una vez tomado Bilbao por los nacionales, la participación de los Aguirre en Chocolates Bilbaínos fue incautada y cedida a personas afines al régimen, imponiéndosele incluso una multa de tres millones de pesetas a la madre del dirigente nacionalista para que no pudiera ayudarle ni con un céntimo en el exilio.

La firma acabó cayendo en manos de RUMASA y el innombrable Ruiz Mateos perdiendo todo su protagonismo. La marca desapareció engullida por Nueva Rumasa después de una venerable trayectoria que empezó, bajo ese nombre concreto, en 1954 y como empresa en 1920 (Texto inspirado en uno de Ana Vega en El Correo)

Un comentario en “Chocolate Chobil

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