Palacio Arana

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Es el palacio más antiguo, que no la casa más antigua de Bilbao, que se conserva en el Casco Viejo de Bilbao, construido en 1590 aproximadamente. Es de estilo tardo-renacentista con portada de arco de medio punto protegida por dos figuras de Hércules a cada lado con pilastras almohadilladas, en la que se entra a un patio que organiza el espacio interior, como forma parte de la distribución de espacios típicamente renacentistas.

Esta ubicación correspondía a torres y caserones nobles que ejercían de defensa o status social a la entrada de las siete calles y que se alineaban en torno a la ría, ocupando el principio de cada calle, este solar correspondía al mayorazgo de la familia Arana. La familia Markina encabezaba la calle Carnicería Vieja, Los Martínez de Salinas la boca de Artecalle, los Leguizamón la entrada de la calle Somera, en donde hoy en día, si entramos en el portal del edificio actual, podemos encontrar una inscripción en su techo que conmemora la existencia de esa torre junto con el escudo que lo presidía. Existieron hasta doce construcciones nobles que encabezaban las siete calles y que han ido desapareciendo con el tiempo.

Cuando el Casco Viejo pierde ese carácter de defensa y se derriba la muralla, se construyen edificios más civiles y se empieza a conformar la plaza Vieja o plaza Mayor. Esta que se ubicaba entre la Iglesia de San Antón y el mercado de abastos actual junto con un edificio que compartían la casa consistorial y el consulado de Bilbao, y que cruzaba la actual carretera y las vías del tranvía. Se alineaba con San Antón, y en su parte frontal se organizaba un pequeño mercado primigenio, que a lo largo del tiempo y con diferentes modificaciones, dará paso al mercado de la Ribera que conocemos. (texto de Ane Aranduy en Bilbaoguía.com)

El caso del Palacio de Arana: En los siguientes años y siglo, Bilbao verá como van apareciendo una serie de importantes edificios de este tipo, todos ellos surgidos en el contexto cultural que delimitan el renacimiento y el estilo barroco. De cualquier manera, el caso del Palacio Arana es singular tanto por el momento de su aparición como por las características edificatorias del mismo. De hecho, el Palacio de Arana fue obrado a finales del siglo XVI o comienzos del siglo XVII y con bastante probabilidad, como resultado de la reconstrucción subsiguiente después del incendio o de la inundación de final de aquel siglo. Los soportales de la Ribera se construyeron un poco más tarde, a mitad del siglo XVII, es decir con una cierta concatenación en relación con el edificio del Palacio. Ubicado éste sobre el solar ocupado por una antigua casa torre, pone de manifiesto la nueva disposición urbanística de la Villa que estaba transformando su antiguo puerto-embarcadero en plaza pública. Esta plaza, a la que daban frente el Ayuntamiento y la iglesia de San Antón, sería el lugar clave de encuentros y festejos hasta la construcción de la Plaza Nueva. Mantuvo la Plaza, en cualquier caso, el carácter de puerto y mercado y como tal, de centro vital de la población. Los soportales del Palacio de Arana serán los primeros que aparecerán en la zona constituida por el conjunto de casas cabeceras de las Siete Calles. Realizado en un lenguaje tardorenacentista es, en su conjunto, un testimonio singular y único. Muy transformado en sus elementos de distribución interior, mantiene, no obstante, importantes detalles y aspectos originales: el acceso a su entrada principal, los soportales, los balcones, así como partes singulares de su tipología y volumetría. Reputado, por algunos autores, como una de las construcciones civiles más antiguas de las que se conservan en el Casco Viejo, nos aporta, el Palacio de Arana, el testimonio de un resurgir de Bilbao tras el aciago siglo XVI. Desde entonces hasta hoy constituye un fiel testigo de los avatares de la Villa y un singular legado histórico de la misma. (Texto de Elías Mas Serna en el periódico Bilbao)

Fue declarado el 20 de febrero de 1996 como edificio de especial protección y fue rehabilitado en el año 1984 por Ricardo Beascoa Tomás, Jose Mª Padro Scala, Emilio Vélez Fernández y Susana Menoyo Cecilia.

La historia del Palacio Arana va de la mano de un Bilbao que fue floreciente y violento, según los casos. Crucemos bajo el arco de medio punto para curiosear. Pasen, pasen y vean. Allí está Enrique Manuel Arana Salcedo y Serralta nacido en Bilbao el 26 de octubre de 1675 y que casó con Josefa Antonia Arriola y Axpe, hija de Zeanuri. Fue testigo de la Matxinada que comenzó quemando la casa de Allende Salazar, después la de los Barnechea y Sarachaga. Vio cómo el pueblo cortó la cabeza con una hoz en los Caños a un contemporáneo ilustre, Manuel de Orovio. Enrique Arana fue diputado General por Bizkaia por el bando oñacino. Escapó de su casa, que fue asaltada y registrada, se refugió en el Colegio de los Jesuitas de donde salió imprudentemente y se dirigió a los matxines que estaban reunidos en el Arenal para tratar de apaciguarles. Ese mismo día, el 5 de setiembre de 1718, fue asesinado en el Arenal. Una nube de pedradas y balazos cayeron sobre él dejándolo muerto, su cadáver sufrió mutilaciones y fue profanado.

Un día antes, las turbas habían entrado en la casa. Empezaron rompiendo todas las vidrieras, las ventanas y puertas de la casa. Una cuja bronceada, con colgaduras de damasco carmesí con hilos de plata y oro, toda la ropa de lino, seis camas más, sillas, taburetes, cuatro mesas, cuatro escritorios de concha, con mesas de nogal y algunos dijes sobre ellas, espejos, dos bufetillas, un arca grande y tres menores, dos catres. A ello hay que sumar que desaparecieron cien barras de damasco carmesí en tela, ropa blanca, treinta onzas de plata labrada, ocho arrobas de chocolate (dulce muy apreciado en aquella época), cecina, tocino, carne y licores; dos escopetas y dos espadas, cuatro pelucas dos sombreros y dos de golilla, amén de documentos, libros y papeles de los mayorazgos de Arana, Echévarri, Aperribay, Líbano y Lazcano. Esta relación de objetos destruidos figura en el Archivo de los Zabálburu, allá en el Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia. (texto de Jon Mujika en DEIA)

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