Plaza Nueva

Esta zona era conocida antiguamente como Barrio de los Zurradores, así llamados porque ejercían el oficio de “zurrar” las pieles, es decir, curtirlas. Tomó el nombre popular de Plaza Nueva para diferenciarla de la Plaza Vieja que estaba en San Antón, formada por la iglesia, el Consulado y el Ayuntamiento viejo, en los terrenos ocupados actualmente por la plaza de Mercado.

Plaza Vieja

El síndico Manuel de Loredo propuso en 1786 la expansión de Bilbao y la urbanización de los terrenos que había entre Santa María y la ermita de San Nicolás, planteando en el conocido como “Plan Loredo” la construcción de una plaza. En 1794 el Ayuntamiento encomendó al arquitecto Alejo de Miranda que “se demarcasen los terrenos entre Askao y Correo para la construcción de una plaza, la cual ha de ser con arcos en toda la perímetro, según reglas de arquitectura, simetría y buen gusto”, igual a las que había realizado en Vitoria y en San Sebastián. Ante la resistencia que venían ofreciendo los propietarios de la villa, porque pensaban que las rentas de las casas iban a bajar, el Ayuntamiento acudió al patrocinio del Rey, como único medio para vencer la resistencia de los propietarios de los solares. La Junta gestora encargó los planos al arquitecto de Épila (Zaragoza) Silvestre Pérez Martínez. Se firmó el 5 de junio de 1821 y se aprobó por la Real Academia de San Fernando el 15 de diciembre de 1822.

La plaza estaba realizada inicialmente con una forma cuadrada, que luego terminaría siendo ligeramente rectangular, de arcadas. Los edificios tienen tres plantas con frisos de separación y ventanas. Hay 64 arcos separados por 66 columnas de orden dórico construidas con piedra de sillería y, estaba previsto que en el centro se colocase la estatua ecuestre de Fernando VII.

En 1828, a petición de la Corporación Municipal, visitó Bilbao Fernando VII “El Deseado”, para inaugurar el Puente Colgante de San Francisco. Vino acompañado por su esposa, María Amalia de Sajonia. Los concejales para agasajarle le mostraron una maqueta de la plaza que iban a empezar a construir, a la que iban a denominarse Plaza Real de Fernando VII y en cuyo centro se colocaría la estatua ecuestre del monarca.

Después de vencer dificultades financieras y las ocasionadas por los comerciantes de Askao, se empezó su construcción el 31 de diciembre de 1829 (entrando por la calle Los Fueros, en la parte alta del interior del primer arco, grabado en la piedra clave se puede leer «Arco primero cerrado el 18 de mayo de 1830») y se terminó el 31 de diciembre de 1849, bajo la dirección de los arquitectos Antonio de Echevarría y Avelino de Goicoechea.

Al morir el Rey, en 1833, dejando más enemigos que admiradores, la plaza se quedó sin nombre y la estatua fue sustituida por una fuente de agua de dieciocho surtidores.

En la visita que realizó Amadeo de Saboya a Bilbao en agosto de 1872, los bilbaínos convirtieron la plaza en un lago para celebrar una naumaquia, (combate naval que como espectáculo se daba entre los antiguos romanos en un estanque o lago). Manuel Losada retrataría este hecho en el cuadro Góndolas en la plaza Nueva.

La extravagancia, que el pintor Manuel Losada reflejaría años después, es tal que su historicidad fue puesta en duda. De hecho, «en la documentación municipal no hay ninguna alusión a la fiesta veneciana», precisa Cava. «En realidad, la pagó la Diputación, que tenía su sede en la propia plaza. La fiesta sí que se celebró. Lo documenta Mikel Bilbao» en un artículo dedicado precisamente a Losada. Así se hizo eco de la fiesta en una breve noticia ‘La correspondencia de España’, el 9 de agosto de 1872: «Terminado el espléndido banquete, Su Majestad se dirigió al teatro, visitando a su paso la Plaza Nueva, que se había transformado en un lago surcado por góndolas adornadas vistosamente, e iluminado a la veneciana». El rey «fue objeto de una entusiasta ovación, así como a su ida al teatro, donde fue saludado a su entrada y salida entre salvas de aplausos».

La fachada principal de la Plaza está formada por cuatro pilastras dóricas empotradas, que sostienen el cornisamento y el ático. En el centro se sitúa un reloj y sobre el sotabanco que corona la fachada, el escudo de armas del Señorío.

La estructura irregular de las casas de la plaza no es casualidad. En los pisos con las ventanas más grandes vivían los propietarios; en la planta con las ventanas medianas, los arrendados; y en el último piso, de pequeña altura, el servicio. (Texto de Javier González Oliver en Bilbaopedia y Julio Arrieta en el Correo)

La Plaza Nueva es centro de múltiples actos y actividades para los bilbainos como el mercadillo de los domingos con su intercambio de cromos, la festividad de Santo Tomás, conciertos en la Aste Nagusia etc etc

FASES

1849-1890

En esta fase inicial, la plaza lucía una fuente de agua de dieciocho surtidores, el principal de los cuales arrojaba el agua a más de veinticinco pies de altura. Rodeaban a la fuente, según relata Juan Eustaquio Delmás, «varios jardines, en los que crecían acacias, bolas, magnolias, naranjos y otras preciosas plantas que, con su sombrío follaje y el frescor que despide el agua de la fuente y de un gracioso surtidor que brota en el centro de cada jardín, convidan al transeúnte en el verano a sentarse en los rústicos bancos que hay colocados a su alrededor».

En grandes fiestas manaba vino por sus caños.

No hay ningún testimonio gráfico de esa época

1890-1894

La fuente fue sustituida en 1890 por la estatua de Dº Diego López de Haro

1894-1966

Tras el traslado de la escultura a la Plaza Circular se levantó en su centro un kiosko de la música

1937-1982

Hasta 1937 se llamó plaza Nueva, pero tras la Guerra Civil se le denominó Plaza de los Mártires de Bilbao, según acuerdo del Ayuntamiento, recordando a los muertos franquistas de la guerra hasta 1982 en el que el consistorio le devuelve su primitivo nombre, nombre que nunca perdió entre la población que siempre la llamó Plaza Nueva

1939

Apertura del 5ª acceso de la Plaza que la comunica con la calle Correo, obra de Emiliano C. Amann. Es la consecuencia de una bomba caída en el año 1937 sobre la casa que hasta entonces ocupaba ese lugar, la cual no fue reedificada sino que el Ayuntamiento aprovechó el siniestro para abrir una nueva entrada-calle o calle de entrada. Ésta lleva ahora el nombre de Mitxel Labegerie, médico, político, poeta y cantautor labortano, al que con entera justicia se le sigue considerando como la corriente de aire fresco que allá por los años sesenta renovó, en gran medida, la poesía y canción vascas.

Cuando se construyó la Plaza Nueva, sus cuatro entradas no fueron consideradas «calles» ni recibieron nombres para su designación ya que se las integró en sus calles inmediatas, esto es: las dos entradas desde la calle de Sombrerería formaban parte de esta calle y las dos de la calle de los Fueros lo mismo. Durante casi un siglo, hasta 1940, se pensó que no eran calles y que, por tanto, no había que aplicarles un nombre propio.
Actualmente se da la coincidencia de que llevan el nombre de otras tantas cuevas: Altxerri y Goikolau, que nacen en Sombrerería, y Ekain y Santimamiñe que son las que parten de la calle Fueros y, son las de menor longitud de la Villa

1966-1988

Obra de remodelación de la plaza con la construcción de un parking subterráneo

1990

El lunes 31 de diciembre de 1990 a las doce de la mañana, el alcalde Beti Duñabeitia inauguró la Plaza totalmente remodelada, con una gran carpa y con la idea de dedicarla a actuaciones y actividades culturales, aproximadamente un año después fue nuevamente reformada y se quitó la carpa.

1991-Actualidad

Residentes con solera en la Plaza Nueva

Diputación Foral

Hasta el 31 de julio de 1900

Peluquería Carbonell

el 23 de noviembre de 1859 se anunciaba así en el diario bilbaino Irurac Bat: «Juan Carbonell, peluquero y perfumista de la Plaza Nueva, acaba de llegar de París. Además de ofrecer un moderno procedimiento de teñir el pelo, denominado “El Chromacone” exhibe también su nueva colección de corbatas, peines y cepillos, colonias, aceites y esencias, y hasta un barniz colorado para pintar el suelo de las habitaciones. Y elabora, además toda clase de pelucas por encargo y medida».

Café Suizo

Allí se encontraba también el Café Suizo, el primer café de la villa, llamado así por la nacionalidad de sus fundadores, que cerró en 1941.

Hotel Excelsior

Primero se llamó Gran Hotel Vizcaya entre 1901 y 1918, después Gran Hotel Palace (1919-1923) y finalmente Excelsior, un nombre rimbombante muy popular entre los hosteleros de aquella época. Fue inaugurado en 1923 por la sociedad Pérez Yarza Hermanos, empresa familiar dueña de un emporio hostelero que incluía el Café Boulevard, el Bar Carabanchel, el bar del Arriaga y Cervezas La Salve. Lo renovaron a todo trapo con «habitaciones pintadas al esmalte, teléfonos en todas las habitaciones y ascensor y calefacción central». En prensa se anunciaba como el hotel bilbaíno mejor situado, el de mejor confort y el único con la recepción, oficina, cocinas y comedor para 150 personas en la planta baja. Con sesenta habitaciones y cuarenta cuartos de baño constituía un lujazo de hotel y la máxima expresión del refinamiento moderno.

En el Excelsior se celebraron bodas, banquetes y fiestas por todo lo alto, como la recepción triunfal a Unamuno tras su exilio francés en 1930. Poco sabemos de lo que realmente se comía en sus mesas, aunque lo más probable es que los inspectores Michelin quedaran prendados por la alta cocina de inspiración francesa que se estilaba entonces en los hoteles de lujo bilbaínos como el mismo Excelsior o su competidor más directo, el Carlton (inaugurado en 1926). El excelso Excelsior cerró en 1933, tan sólo diez años después de su apertura, y el edificio fue adquirido por el Banco de Bilbao para ampliar sus cercanas oficinas.

La Sociedad Bilbaina

Por fin, el 15 de octubre de 1839, la Junta General se reunió de nuevo y tomó los siguientes acuerdos: aprobar el reglamento; confirmar los nombramientos de la Comisión Directiva y aprobar su gestión; aprobar la elección del local social (que iba a ser su sede durante 75 años) en el primer piso de la casa n.º 5 de la Plaza Nueva; y la designación de la persona encargada del local. Acerca de todas estas cuestiones, se levantó acta, la primera de la historia del club bilbaíno. Se desconoce en qué momento de todo el proceso se decidió poner al club el nombre de Sociedad Bilbaina. Permaneció en la Plaza Nueva hasta 1913

Euskaltzaindia

En 1999 se inauguró en el que había sido el palacio de la Diputación de Bilbao hasta el año 1900, la sede de la Real Academia de la Lengua Vasca / Euskaltzaindia

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