Casilda Iturrizar Urquijo

Casilda Iturrizar Urquijo fie hija de los bilbaínos José Iturrizar Basabe y de Eugenia de Urquijo Ziurtegaray, casados en Begoña en 1817, y nieta por parte de padre de Geronimo Yturrizar Zubieta y de María Antonia Basabe Larragan, y por parte de madre de Domingo Urquijo Otaola y de María Antonia Ziurtegaray Lechuur.

Hay dudas acerca del lugar de nacimiento. Unos lo ubican en la Casa Torre Larrínaga o Palacio de Seberetxe mientras otros lo sitúan en una casa que todavía existe, detrás del palacio, el Caserío Iturrizarra de Seberetxe. De hecho, desde la Asociación de Vecinas Buia hace años que se le pidió al ayuntamiento que pusiera una placa conmemorativa.

Mujer de gran fortuna, procedente de su matrimonio con Tomás José Epalza, en 1847 la encontramos viviendo en una casa propiedad de Epalza en Baracaldo, pero no fue hasta la anulación matrimonial del primer matrimonio de Epalza cuando pudo casarse con él. Según cuenta la familia era hija del caballerizo de Epalza, por lo que en el cortejo nupcial se utilizaron mulas en lugar de caballos para escándalo de la burguesía local. Al casarse con Tomás, Casilda pasó de criada a señora, de trabajadora manual a esposa de uno de los hombres más ricos de Bizkaia

Tomás José Epalza Zubaran (Bilbao, 17.09.1798- Bilbao, 22.04.1873) fue un importante comerciante y banquero con quien casó Casilda en 1.05.1859. Hasta la muerte de su marido, en 1873, no tenemos más noticias suyas, puesto que en la época lo normal sería que se ocupase del cuidado del hogar y de la casa de su marido.

Sin embargo, al morir Tomás José Epalza se convirtió en la mujer más rica de Bilbao, con una fortuna estimada en unos doce millones de reales (a la altura de Juan Echevarría Lallana y del Banco de Bilbao). Veinte años más tarde, Casilda Iturrizar era la principal propietaria urbana de Bilbao con un total de diecinueve casas y unas rentas estimadas en 65.383 pesetas anuales. A ello habría que añadir sus propiedades inmuebles en Portugalete o en Barakaldo, además de su cuenta de valores.

Además de continuar con la administración de sus propiedades, ya que muchos de los negocios de su marido pasaron a otros herederos (por ejemplo, sus intereses en la fábrica de Santa Ana de Bolueta pasaron a su sobrino Fidel de Sagarmínaga Epalza, o los del Banco de Bilbao pasaron a su primo Domingo Epalza Larraondo (1813-1888)) tuvo una preocupación creciente por las obras filantrópicas.

Al ser de origen humilde, siendo desde luego un caso extraordinario de ascenso social, se preocupó por mejorar la vida de las personas más desfavorecidas invirtiendo cuantiosos recursos en una gran variedad de obras de beneficencia, sin descuidar sus negocios puesto que además de la gestión de sus propiedades invirtió en diversas sociedades de la época, pero no tuvo un perfil agresivo, sino sobre todo destacó en la adquisición de obligaciones y títulos con garantía.

Así pudo mantener e incrementar su fortuna, llevando una vida relativamente sencilla en su casa del Arenal (en donde se instaló una placa en su memoria) que utilizó en favorecer a órdenes como los Agustinos de Portugalete, a los Claretianos del barrio de San Francisco o a las Siervas de Jesús de La Naja.

A su muerte sin descendientes dejó sus bienes y propiedades (por un montante aproximado de 10 millones de pesetas) repartidos entre una gran variedad de obras de beneficencia, religiosas y filantrópicas con pequeños legados para sus familiares (como José Mª Escuza). Las donaciones más generosas se destinaron a la Casa de Misericordia de la Villa (500.000 pesetas), al Hospital Civil (250.000), a la Casa de Expósitos (125.000) y al Ayuntamiento para la construcción de las Escuelas de Tívoli (550.000 pesetas), ayudó a la construcción del Teatro Arriga, además de generosos legados a la Iglesia, incluido el Papa a favor de quien testó una manda de 250.000 pts. Además dotó un fondo para becas para los alumnos más brillantes de las escuelas públicas de Bilbao que desde 1902 hasta hoy se ha concedido anualmente. (Texto de Eduardo J. Alonso Olea en Bilbaopedia)

Las señales visibles de su figura en la villa son:

Monumento a Casilda Iturrizar

Inicialmente estuvo ubicado en la Plaza Moyua o Elíptica

Para luego trasladarse al parque que lleva su nombre

El importante conjunto escultórico fue realizado entre 1901 y 1906 por Agustín Querol. En la actualidad está rodeado de un estanque y cuenta con una alta peana que sirve para la distribución de las figuras. En diagonal ascendente relaciono lo laico y lo divino. Une el naturalismo realista de los seres humanos dispuestos en la tierra con el idealismo de los ángeles en el cielo. La columna dispone de un relieve con el rostro de su marido, Tomás de Epalza, y el pedestal se remata con un enorme busto de la benefactora que, abstraída, preside las distintas escenas (Texto de “Arte Publico en Bilbao”)

Parque de Dª Casilda o Parque de los patos

Antiguamente se le conocía como Parque del Ensanche. Durante unos pocos años se denominó Parque de las Tres Naciones (las aliadas en la guerra civil española: Alemania, Italia y Portugal). Y en 1945 pasó a conocerse como Parque de Doña Casilda, aprovechando el traslado del monumento que tenía esta señora en la Plaza de Moyúa.

Busto en las Escuelas de Tívoli

En el año 1900 Alfredo Lucarini hizo el retrato escultórico de Doña Casilda Iturrizar (Viuda de Epalza), en las Escuelas de Tívoli de la que ella fue la benefactora.

La obra se le adjudicó al mejor postor sin que mediara ningún criterio artístico. Es una placa y un busto conmemorativo de dicha señora en mármol blanco.

Al concurso de adquisición acuden Juan Ribechini y Compañía, Hijos de M. Alcón, Bernardo Lambarri, Adolfo Areizaga y Victor Liona, los mas fuertes y mejores marmolistas de Bilbao.

En Octubre de 1900 se le adjudica Alfredo Lucarini por un importe de 1.554 pesetas.

Una Calle

Viuda de Epalza (antigua Calle de la Estufa)

A pesar de la extendida creencia de que es la única mujer con 2 calles en la villa es justo recordar que existe otra, la calle y estrada Anselma de Salces.

Placa en la calle que habitó en Viuda de Epalza

Becas “Doña Casilda de Iturrizar – Viuda de Epalza”

El objetivo de estas becas, otorgadas por el Ayuntamiento, es premiar la excelencia del alumnado con mejores resultados académicos e incentivar a las y los escolares de la Villa continuar con sus estudios. Así, el importe de las becas es de 415 euros /curso para quienes accedan a estudios de Bachillerato y Ciclos Formativos y de 905 euros /curso para quienes pasen a Grados Universitarios.

Fuera de la Villa es curioso destacar su labor filantrópica al financiar la reconstrucción del suelo de  la Iglesia San Carlo alle Quattro Fontane de Roma

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