Cafetería Monterrey

El viaje de este clásico de la restauración bilbaína se remonta a 1952, y no empieza en un tren sino en un barco. Dionisio Lasa, marmitón del buque mercante Monte Udala, se asocia con su capitán para echar el ancla en la Gran Vía de Bilbao. Al principio se pone el delantal para cocinar él mismo el gran recetario vasco, pero pronto su carisma personal y su don de gentes le llevan a salir de los fogones para ejercer de maitre y relaciones públicas. El éxito es instantáneo y el Monterrey –bautizado en honor de la ciudad mejicana donde su hermano regentaba la Casa Vasca– se convierte en el comedor predilecto del distrito financiero. Después llegarían el Matxinbenta, o la cafetería Albia, haciendo de Dioni Lasa el patriarca de una saga que marcó época en la hostelería de la villa. Elegancia atemporal

En estas seis décadas la casa, ahora en manos de su hijo Ion, se ha mantenido siempre fiel al espíritu del fundador. Pero eso no significa que el Monterrey sea un reducto para nostálgicos. Su cocina mantiene intacto el nivel de excelencia, pero además ese recetario de estilo clásico que bordan Raquel Revuelta y Manu Jugo vuelve a estar hoy más vigente que nunca. La elegancia atemporal de una decoración que imprime carácter también ayuda a que el establecimiento permanezca al margen de las modas. Tan ajeno a las tendencias que vienen y van como su soberbia merluza a la romana. Probablemente la mejor de Bilbao, que es casi como decir del mundo. Su rebozado es impecable y el pescado, de tal calidad que ‘llora’ al caer en la sartén. A partir de ahí pueden confeccionar la comanda según sus apetencias, aunque la verdura debería ser irrenunciable. Y no sólo por la menestra, que goza de merecida fama, prueben también las alcachofas o el cardo, ahora que estamos en temporada. Después nos inclinamos por alguna de esas recetas en peligro de extinción que ya solo ofrecen mesas con solera. Memorables los riñones de cordero al jerez, coronados por algo tan demodé como un huevo duro pasado por la plancha. Una delicia que hoy puede resultar poco atractiva escrita en la carta, pero que en la mesa proporciona un placer casi infantil. No dejen de probar su célebre salsa vizcaína, ya sea acompañando caracoles, sesos o los extraordinarios callos y morros que rematan nuestro menú. Ojalá el viaje de este exquisito vagón no se termine nuca (Texto de Guillermo Elejabeitia en el Correo)

En la actualidad la Cafetería-Restaurant Monterrey forma parte del Grupo Bilbao Berria.

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