Sastrería Cardenal

Gonzalo Cardenal encarna la cuarta generación de su familia al frente del negocio textil que lleva su apellido. La Sastrería Cardenal (Gran Vía, 61) se circunscribe hoy a un único establecimiento, pero hace varias décadas llegaron a coexistir hasta cinco, “todos ellos en la Villa”. “La confección –confiesa– era entonces un sector muy pujante. No existían las grandes cadenas y las tiendas de ropa, que actualmente abundan, y el que quería un traje no tenía más remedio que hacérselo a medida”. Hoy, sin embargo, “la competencia es brutal y apenas sobrevivimos cuatro o cinco sastrerías en Bilbao”.

El primer documento escrito que conserva la familia sitúa el origen del negocio, impulsado por su bisabuelo, en 1894. “Desconocemos con exactitud cuánto antes fue inaugurado” .

Trajes, chaqués, americanas o pantalones. Alrededor de quinientas piezas al año confecciona Gonzalo Cardenal. Particularmente intensos son los meses de primavera y verano. “Es el punto álgido del año, sin duda, debido a las bodas, comuniones y otras ceremonias”.

Son muchos los bilbainos que se visten en Cardenal, pero también tiene un buen número de clientes foráneos. “En Madrid tengo una amplia clientela y también en Suiza, por ejemplo”. En este sentido, reconoce que el buen hacer es importante pero que “el boca a boca” también lo es.

Al ser un comercio pequeño, “cada cliente es un tesoro”. “Ése es nuestro plus con respecto a las grandes cadenas”. En este sentido, Gonzalo se pone a disposición de sus clientes para facilitarles la compra. “Tanto aquí como en Madrid, a donde viajo una vez al mes, acudo a los domicilios particulares o a las oficinas de mis clientes”.

Una relación, por tanto, que va más allá de lo estrictamente profesional. “Con muchos mantengo una relación de amistad. Ésa es, junto a la calidad de las prendas, otra de nuestras ventajas”.

Comenzó con apenas veinte años en el negocio, junto a su padre, “y desde abajo”; y tras formarse, como sastre, en Madrid e Inglaterra, pronto regresó a la Villa para tomar las riendas de la tienda. Este bagaje profesional le permite afirmar que en nuestra ciudad “se sabe vestir” y que “la elegancia y el estilo” son dos de los rasgos más característicos en la forma en la que el bilbaino lleva la ropa. A pesar, eso sí, “de que seguimos siendo demasiado clásicos”. “Sota, caballo y rey –sonríe–. Azul para el invierno y, como mucho, beige para el verano”. Aunque, en este sentido “cada vez nos arriesgamos más, se nota que cada vez estamos más abiertos al turismo y estamos asimilando nuevas formas de ver la moda”. Gonzalo Cardenal es el único de sus hermanos que continúa con el negocio textil y “es poco probable que” alguna de sus dos hijas le tome el relevo. Él, sin embargo, se mantiene al pie del cañón. “Y por muchos años. Mientras pueda seguir trabajando, el apellido seguirá ligado a la sastrería”.

Manuel Cardenal, su fundador, vino de Valladolid, instalándose en la calle Banco de Espala 3 con un almacén de pañería y después sastrería a medida. Tuvo ocho hijos. Cinco siguieron la tradición y se instalaron en diversos sitios de la villa, Correo, Gran Vía 11, Plaza Eguileor.

Muy aficionados a la hípica, el biznieto de aquel fundador me cuenta que en la trastienda de aquella sastrería se guardaba un caballo.

Pasaron los años. Se demolieron muchos edificios para construir bancos. En 1964 se instaló en Gran Vía 61 Jose María. Le sucede su hijo Jose Manuel y a este Gonzalo Cardenal, un sastre joven con cuatro generaciones de profesionales reputados a sus espaldas y el único Cardenal que queda en Bilbao de aquella numerosa saga.

Tiene clientes en Inglaterra, Suiza, Holanda y por supuesto Latinoamérica. De tiempo en tiempo se desplaza con su muestrario para atender a sus clientes.

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