Salustiano Orive Oteo

Farmacéutico bilbaíno, descubridor del dentífrico “Licor del Polo” o la crema dental «El Torero«, notable filántropo ateo y librepensador, adelantado de la publicidad y protagonista de numerosas anécdotas insólitas, muchas de las cuales han pasado al acervo del anecdotario bilbaíno y siguen repitiéndose en estos comienzos del siglo XXI.

Nació en Briones (La Rioja) en 1842. De familia no muy pudiente, estudió Farmacia por libre en la Universidad de Madrid, a la vez que trabajaba. Llegó a Bilbao en el año 1870 para establecer una casa de baños, el “Balneario Salustiano Orive”. Allí acudían los vecinos de Bilbao, a tomar un baño, disfrutando de un servicio inédito para aquél 1884 en que publicó una gacetilla en los periódicos, anunciando sus cualidades hidroterapéuticas, la limpieza impoluta de sus mármoles, la pureza de las aguas, el aseo de la ropa, la colonia de su marca y periódicos de todas partes a disposición de los clientes y una farmacia en la calle Ascao 2-4 y 7 que fue su punto de partida para una inquieta carrera profesional y comercial, a la vez que centro de una tertulia liberal y republicana. La publicidad de ambos fue impresionante al igual que el éxito logrado, pues el Licor del Polo se vendió con profusión y le reportó generosos beneficios.

Fueron famosas sus coplillas con las que se publicitaba

Al polo fue Sisebuto

hace un año y ya no escribe

¿Habrá muerto de escorbuto

por no llevar el muy bruto

licor del polo de Orive?

En la primera Exposición Provincial de Bizkaia de 1882 instaló una fuente de la que manaba el agua de colonia que fabricaba para que los visitantes pudieran refrescarse gratuitamente.

Para poder producirlo en mayor cantidad montó una fábrica en Deusto, que fue un modelo de organización, al igual que la distribución de sus productos y el trato a obreros y empleados. Aunque quizás lo más destacable fuera su publicidad, tanto directa como en prensa, en la que sus anuncios han quedado para la posteridad.

Participó activamente en la vida política y económica bilbaína. Durante la II Guerra Carlista se alistó en el batallón de Auxiliares, en la Primera Compañía, al mando del capitán Juan Recacoechea. Tuvo un destacado papel a nivel local y nacional en el Partido Republicano Federal, que dirigía Francisco Pi i Margall. Su nieto Alfredo Espinosa Orive, médico de profesión, fue un destacado dirigente del republicanismo en Bilbao y Consejero de Sanidad del Gobierno Vasco (1936-1937).

Invirtió su dinero en la creación de nuevos ferrocarriles y dedicó tiempo y dinero a cuantas iniciativas en pro de la higiene y la cultura de desarrollaron en Bilbao fuera del ámbito religioso, pues puso siempre especial énfasis en hacer constar que sus acciones no eran motivadas por la religión sino por la filantropía. Y así lo hizo constar por escrito cuando se negó a cobrar el dinero que el Ayuntamiento de la Villa reembolsó a los farmacéuticos bilbaínos que habían suministrado gratuitamente medicamentos a los enfermos de cólera durante la epidemia del año 1893. En 1908 donó al Ayto. de Bilbao 15.000 pts en cepillos de dientes para repartir entre la población escolar.

Participó en el intento fallido de crear la primera clínica privada bilbaína, el año: 1877, en sociedad con los médicos Tomás de Orruma, Aurelio García de la Mora, George Wilson y Carlos Grigelmo.

Su fuerte carácter le llevó a eternas disputas con su familia y sus competidores, lo que le llevó con frecuencia a los juzgados y le costó el destierro de Bilbao. Su gran fortuna tardó décadas en ser repartida entre sus hijos e hijas naturales y legítimos y su testamento hológrafo fue quizás su última excentricidad.

Falleció en Logroño en 1913 y dejó escrito en su testamento “No creo en Dios ni en el Licor del Polo”… (texto de Juan Gondra Rezola en Bilbaopedia)

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