Gargantúa

De la Colección «De Bilbao de toda la vida» de Tomás Ondarra y Jon Uriarte

A diferencia de los Gigantes, el Gargantúa, una figura plenamente bilbaína, fue creado para celebraciones profanas populares. Su origen se remonta a las grandes fiestas de agosto de 1854. Aunque se atribuye la ocurrencia a una cuadrilla de jóvenes de la buena sociedad bilbaína, su creador fue el famoso bombero Antonio Echaniz, que también era maestro de obra.

Para su creación se inspiraron en la leyenda francesa del humanista François Rabelais, Gargantua et Pantagruel. Según la novela satírica, estos gigantes se caracterizaban por una extraordinaria corpulencia y un apetito insaciable, de forma que Gargantúa fue concebido como metáfora de la buena vida y los placeres mundanos.

La enorme figura de Gargantúa, sentada a la mesa y tirada por caballos, recorrió por primera vez las calles de Bilbao en 1854, tragando a los niños y niñas de la Villa que salían por debajo de la casaca a través de un sirin-sirin o tobogán. La comitiva continuó saliendo durante décadas, hasta que una bomba lo destruyó durante el Sitio de Bilbao de 1874. Al principio vestía terno francés y en los sesenta se le atavió con el uniforme de los voluntarios de los Tercios Vascongados en la Guerra de África, hasta que finalmente tomó el aspecto actual como aldeano tirado por bueyes. Poco duró este Gargantúa, aunque no fue el que tuvo la vida más corta. En 1874 una bomba en la guerra carlista deja el Gargantúa inutilizado

Por aclamación popular reapareció en las fiestas de 1897. Incluía un movimiento de mandíbula y ojos accionado por el mismo peso del niño al subirse. Este modelo dura hasta 1907. Terminó pudriéndose en unos almacenes bajo el puente de Deusto

En 1934, el escultor Higinio Basterra creó un Gargantúa nuevo gracias a la campaña para conseguir fondos realizada por Radio Emisora Bilbaína. A todos los que ayudaban económicamente en la campaña se les daba un documento (simbólico) de propiedad del Gargantúa. Ha sido el Gargantúa más cercano al pueblo de todos. De hecho, fue el pueblo el que lo pagó.

Duró hasta 1950 y terminó olvidado y pudriéndose en unos almacenes de Deusto

En 1962, los escultores José Luis Teresa y Tomás Martínez de Arteaga hicieron la cuarta versión que salió hasta los años setenta.

En 1978, con las nuevas fiestas, la compañía Cómicos de la Legua lo reconstruyó gracias al patrocinio de la Caja de Ahorros Vizcaína, y desde entonces no ha faltado un Gargantúa en la Semana Grande de Bilbao.

Pero el Gargantúa no estaba en condiciones para hacer frente a la marabunta de niños ese año. Se pidió a Vitoria permiso para utilizar el suyo.

Ante la creciente popularidad del Gargantúa. En 1986 y acompañado de un sequito de personas vestidas de cocineros, hace aparición este nuevo modelo en las fiestas de Bilbao.

Este modelo no funciona bien. La boca es demasiado pequeña y pronto empiezan las críticas de los vecinos. Al finalizar las fiestas, el Gargantúa es mandado al taller para solucionar sus problemas.

Lamentablemente, un incendio acaba con el taller y el Gargantúa. Este pobre no duró ni un año.

Aún se pensaba que era necesario otro Gargantúa más para hacer frente a la demanda.

En 1988 se encarga otro modelo, esta vez el Gargantúa tiene una cara más peculiar. Diferente a la que estamos acostumbrados. A la gente no le termina de convencer. Además, este modelo no abre y cierra la boca como el otro modelo.

En la actualidad, Bilbao tiene 2 Gargantúas, que cuando no se utilizan se almacenan en Elorrieta. (Texto modificado de un remix de Ale Ibarra Aguirregabiria de Bilbaopedia y Gaizka Núñez de Debilbaopues)

Un comentario en “Gargantúa

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