La Catedral

La Catedral de Santiago, también conocida con Señor Santiago o la Primera Parroquia.

La Catedral Basílica de Santiago fue construida entre el último cuarto del siglo XIV y principios del XVI en estilo gótico, si bien su fachada y torre son el resultado de una profunda reconstrucción acometida en el siglo XIX en estilo neogótico. La Catedral toma su nombre del patrón de Bilbao, el apóstol Santiago el Mayor, en relación con el paso por la ciudad de un ramal costero del Camino de Santiago. Se trata de la iglesia gótica más monumental de Vizcaya y cumple asimismo la función de parroquia. En 1819 obtuvo el rango de basílica menor, siendo la primera iglesia que obtenía este título en el País Vasco.

El edificio actual sucedió a otros dos anteriores en el mismo emplazamiento y con la misma advocación. El primero era anterior a 1300, fecha de la fundación de la villa por D. Diego López V de Haro mediante la Carta Puebla, y disponía de una necrópolis exterior situada en torno al muro de cabecera. El segundo templo fue básicamente una ampliación del anterior, obligada ante el crecimiento demográfico del núcleo urbano. Este segundo templo fue efímero, ya que en 1374 quedó arrasado en un pavoroso incendio, tras lo cual el Papa Gregorio XI dispensó indulgencias a quienes dieran limosnas para la erección del nuevo templo, conforme a un proyecto arquitectónico más ambicioso.

La catedral levantada tras el siniestro de 1374 es el resultado de un período largo y acumulativo de diferentes elementos: la iglesia, el claustro, el pórtico, la sacristía y la torre-fachada. Comenzadas a finales del siglo XIV, hacia 1397, conforme al estilo gótico clásico entonces imperante, las obras fueron prolongándose lentamente durante un siglo largo. Hacia mediados del siglo XV estaban terminados el triforio y la girola con sus cinco capillas centrales; en la segunda mitad de la centuria se trabajó en las demás capillas de la cabecera y posteriormente, ya en la frontera con el siglo XVI, en las capillas laterales de la nave. En estas mismas fechas se construyó el claustro y la Puerta del Ángel, que le da acceso desde la calle y que incorpora ya elementos del gótico florido.

Se completó así el conjunto gótico que años después, bien entrado el siglo XVI, se enriqueció con la Sacristía, el gran pórtico exterior y el perdido Retablo Mayor, ambos de estilo renacentista. El Retablo Mayor debió ser una gran creación artística del franco-flamenco Guiot de Beaugrant, maestro activo en Bilbao a mediados del siglo XVI, quien lo realizó entre 1533 y 1543; desmontado en 1805, de este retablo se conservan cuatro tallas de los Padres de la iglesia latina, hoy colocadas en la Sacristía, y otros tres bultos hoy sitos en las capillas del Pilar, el Cristo del Amor y Santa Lucía. El 11 de junio de 1819 Roma otorgó a la iglesia el rango de basílica menor, la primera del País Vasco. En la segunda mitad del siglo XIX se llevaron a cabo el repicado de paredes y bóvedas, la reconstrucción de la Sacristía y, en la década de 1880, la gran reforma de toda la fachada, con su torre y su aguja, en un estilo neogótico armonizado con las viejas formas góticas, dando al templo su aspecto actual.

En el primer tercio del siglo XX se restauró el claustro y en los años finales del siglo, con posterioridad a las devastadoras inundaciones de 1983, cuando las aguas del Nervión-Ibaizábal invadieron todo el Casco Viejo bilbaíno y anegaron la Catedral, se actuó en todo el conjunto, reparando y limpiando los interiores y exteriores dañados por la riada. Las actuaciones se prolongaron hasta el año 2000. Como resultado de esta restauración, la Catedral presenta hoy un perfecto estado de conservación.

En 1949 la basílica adquirió la dignidad catedralicia al establecerse la Diócesis de Bilbao como una desmembración de la Diócesis de Vitoria. La nueva diócesis fue instituida por Pío XII mediante la bula de erección Quo Commodius con fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de la sede episcopal el primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien consagró la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955.

Es Monumento Histórico-Artístico Nacional desde el 3 de junio de 1931. (Texto de la Wikipedia)

El claustro de la Basílica catedral fue restaurado en 1924 por el arquitecto Manuel Gaíndez a quien se debe la recuperación de la tracería y los pináculos entre otros elementos.

Prácticamente de forma simultánea y, lógicamente, en el mismo estilo se ejecutó la Sacristía del templo que forma conjunto con el Claustro.

Más adelante, ya en 1571, se inició la construcción del singular pórtico de la iglesia. En esta obra, y a partir de las trazas de Rodrigo de Albiz, participaron los maestros Martín de Homar y Domingo de Ganta. El pórtico se ubicó sobre el cementerio del mediodía y por su disposición y traza es uno de los más interesantes de Bízkaia.

En su realización, la influencia de los postulados renacentistas se hace presentes de manera vidente. Su organización en planta, por otra parte, se adecúa al trazado urbano del entorno, en conjunción con el sistema viario surgido en la consolidación de la estructura urbana de las Siete Calles.

El pórtico de Santiago fue restaurado, en los últimos tiempos (1980) por el arquitecto Pedro Basáñez.

Pero no acabaron aquí las obras ya que, a finales del siglo pasado, se concluyeron la fachada y torre de la catedral puestas y proyectos con anterioridad. Le correspondió a Severino Achúcarro, en este caso, el último remate de nuestra Catedral- Basílica.

Al igual que ocurrió con la catedral de Barcelona, el remate de la fachada y la torre ejecutadas en el estilo neogòtico, que campó en las postrimerías del siglo XIX, supusieron, al margen de la calidad del proyecto de sus autores, una cierta prefiguración unitaria del conjunto primitivo y moderno.

De hecho, la fachada y torres de las catedrales góticas históricas, al ser adoptadas a modo de gran retablo-pórtico de entrada a la gloria, gozaron de una relativa independencia compositiva de la disposición interior, por lo que estas actuaciones “modernas”, posteriores, en un lenguaje neogótico se situaban en una linea de correcta comprensión del conjunto.

Este es el caso de nuestra Catedral, en la que las aportaciones arquitectónicas de otros tantos Maestros y Arquitectos han sumado, a lo largo del tiempo, un importante legado patrimonial artístico e histórico.

Todo ello sin perjuicio del carácter unitario del monumento ni de la personal intervención de los diferentes autores.

A las distintas participaciones citadas de Martin de Homar, de Domingo Garita o a la de Guiot de Beaufgrant en el desaparecido retablo, se suma la de Achucarro.

Junto a ello reparaciones y restauraciones convocaron la participación de importantes autores como Manuel Galindez, la de Pedro Basáñez y la más reciente actuación con intervenciones, ademas, de carácter arqueológico, dirigida por Rafael Purroy.

Desde su emplazamiento en un extremo -inicialmente- de las Siete Calles y en el mismo corazón del Casco Viejo desde el siglo XVIII, la Catedral-Basílica de Santiago, es nuestro primer y principal edificio, a cuya sombra se formo y creció, con el tiempo, nuestra centenaria Villa. (Texto de Elías Más en el periódico Bilbao)

Antes de tener la torre actual y de ser Catedral

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