Puppy

De la colección «De Bilbao de toda la vida» de Tomás Ondarra y Jon Uriarte

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Nombre: Puppy

Autor: Jeff Koons

Año: 1992

Ubicación: Museo Guggenheim

Pero nuestro Puppy no es monocorde sino que nos sorprende con cambios de piel que le dotan de distintas expresiones

Puppy: Koons aúna pasado y presente, pues emplea un sofisticado modelo de ordenador para crear una obra que hace referencia a un jardín clásico europeo del siglo XVIII. El West Highland terrier gigante completamente cubierto de plantas en flor emplea la iconografía más edulcorada —flores y perritos— en un monumento al sentimentalismo. Su imponente tamaño, firmemente contenido y, al mismo tiempo, aparentemente descontrolado (todavía creciendo, en sentido literal y figurado), y la yuxtaposición de referencias elitistas y de la cultura popular (el arte de esculpir arbustos y la cría de perros, cerámica decorativa y tarjetas con mensajes de buenos deseos) se pueden interpretar como una analogía de la cultura contemporánea. Koons ha diseñado esta escultura pública con la irrevocable finalidad de atraer, suscitar optimismo e infundir, en sus propias palabras, “confianza y seguridad”. Puppy, majestuoso y robusto al tiempo que hace guardia a las puertas del Museo, llena a los espectadores de admiración y de alegría

Desde que fue instalado en 1997, un perro guardián conocido como Puppy custodia las puertas del Museo Guggenheim de Bilbao con un manto cambiante de decenas de miles de flores. Siempre alerta, este West Highland White Terrier, un pequeño perro escocés de pelo blanco de 12,4 metros de altura y cerca de 16 toneladas de peso, recibe a los visitantes desde hace casi dos décadas.

No importa que llueva o haga sol, o que el invierno dé paso a su capa de pensamientos (la flor, no la facultad de razonar); o que no haya nadie de madrugada para hacerle fotos. Él espera paciente a las puertas de la cultura a que alguien se acerque para sacarse una fotografía a su lado. Los turistas de la ciudad y del museo no lo dudan, y corren hacia la estatua –que en su origen fue confundido con un gato– para sacarse un selfie.

Este tipo de fotografía es más fácil que tratar de capturar su envergadura completa, aunque a menudo se observa cómo los turistas retroceden varios pasos para buscar el encuadre perfecto. Otros se acercan a su base y tocan su pelo cubierto de pétalos de flores, ya que Puppy no tiene ningún cerco que le proteja del cariño de los visitantes, que es enorme.

El perro diseñado por Jeff Koons, no representa a ningún perro real, pero podría ser el espejo de cualquiera de nuestros amigos caninos. Cabeza alta, mirada al frente, siempre sentado a la espera de algo de atención, quizá aguardando la siguiente orden…

Pero desde que Puppy fue plantado (literalmente) en el espacio que hoy ocupa de la plaza Txema Aguirre, no se ha movido del lugar. Siempre atento a cómo la sociedad vasca daba el salto de un Bilbao de acero a uno basado en servicios.

Este monumental West Highland terrier floral se instala en 1992, de manera temporal, en el patio del castillo barroco de Waldeck, ubicado en la ciudad alemana de Bad Arolsen, próxima a Kassel, donde se estaba celebrando la Documenta IX.

La primera versión, que medía 11 metros, se realiza en madera y se desmantela al final del proyecto.

Jeff Koons crea una versión con estructura de acero, que es adquirida en 1997 para la Colección del Museo Guggenheim Bilbao y se emplaza de manera definitiva ante el edificio de Frank Gehry.

El fenómeno de la floración es clave, pues implica un crecimiento desigual que hace de la obra algo vivo, que remite al poder de la vida, incluyendo su dimensión espiritual. (Texto del museo Guggenheim)

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